Por Alejandra Herren
Será por nuestra complejidad natural o vaya a saber por qué, la cuestión es que la sexualidad de las mujeres viene acompañada por un halo de aseveraciones acerca de su funcionamiento que no son ciertas. Muchas veces, es el "saber popular" el que se ha encargado de divulgarlas, y otras son los medios de comunicación, en especial la televisión, que no siempre consulta con los que saben y da por verdaderas algunas confirmaciones que no responden a la verdad.
El sexólogo clínico argentino y docente por la Universidad de Buenos Aires, doctor Rubén Alberto Pereyra*, se aviene a despejar dudas sobre el tema.
Mito Uno. Existen dos tipos de orgasmos.
"No existe ninguna diferencia entre orgasmo vaginal o clitoriano, salvo en la intensidad de la estimulación y dependiendo de las características de cada mujer, esto hace que solo subjetivamente la experiencia sea diferente para el orgasmo clitoriano, como para el obtenido por vía de penetración vaginal. La vieja diferenciación psicoanalítica, en la que Sigmund Freud aseguraba que el estimulo clitoriano es signo de inmadurez ha dejado de tener valor luego de los estudios de Masters y Johnson, en los que quedó claro que todos los orgasmos tienen de una manera u otra componentes clitorianos. En realidad, hoy podemos afirmar que no son pocas las mujeres que son capaces de llegar al orgasmo sin ninguna estimulación táctil directa, con la sola estimulación de la voz, por ejemplo, o poniendo en marcha alguna fantasía particularmente excitante para ella, demostrando una vez má que el órgano sexual más importante, es, en definitiva, el cerebro."
Mito Dos. La mujer no debe tomar la iniciativa sexual.
"Las raíces culturales de esta creencia se sustentan en el falso paradigma que indica que "el macho conquista y la hembra es un sujeto pasivo que se deja seducir". No son pocos los hombres que desean que sus parejas fueran capaces de tomar la iniciativa, permitiéndoles de esta manera librarlos de la responsabilidad, al menos alguna vez, de ser ellos los demandantes permanentes en el terreno sexual y permitiendo que su pareja tome un rol activo, haciéndolo sentirse también deseado. Se debe comprender que los roles pueden ser perfectamente intercambiables, no tiene por qué ser el hombre quien tome siempre la iniciativa, dado que la mujer debe permitirse a sí misma expresar sus deseos y fantasías cuando tenga ganas, sin necesidad de esperar que el hombre la invite. Esto también forma parte de los derechos sexuales femeninos."
Mito Tres. Para una buena sexualidad es imprescindible el orgasmo de a dos.
"Si partimos de la base que hombres y mujeres tienen distinta fisiología y respuesta sexual, deberemos comprender que si bien esto podría ser deseable desde el punto de vista afectivo, de ninguna manera la simultaneidad orgásmica debe ser una exigencia, ni tampoco convertirse en prueba de una sexualidad armónica. En realidad hacer de esto una exigencia, puede provocar que la pareja no se relaje lo suficiente, forzando la situación y apurando los tiempos de alguno de sus integrantes. Esto puede producir muchos problemas, que solemos ver en la consulta, muchas veces la gente se queja de una Anorgasmia parcial o una eyaculación precoz o rápida, pero al investigar, nos encontramos con que en el trasfondo solo tenemos una búsqueda obsesiva de simultaneidad, que, al no lograrse, termina viviéndose como un fracaso sexual, provocando en principio insatisfacción y posteriormente verdaderas patologías sexuales."
Mito Cuatro. La mujer siempre debe satisfacer a su compañero sexual.
"Este es un viejo mito machista, una creencia antigua, digna de una cultura 'falocéntrica' que suele llenar a las mujeres de obligaciones e inseguridad invitándolas a aceptar una sumisión absoluta en materia sexual. Haciéndoles creer que no importan sus necesidades y sus derechos e impidiéndoles pedir a sus compañeros lo que necesitan o desean para satisfacer su sexualidad. Esta idea las obliga a vivir su sexualidad como algo opresivo, impidiendo un desempeño normal. La satisfacción sexual es responsabilidad de ambos integrantes de la pareja y de ninguna manera puede cargarse sobre las espaldas de uno solo de ellos (en este caso la mujer), semejante exigencia."
Mito Cinco. Las mujeres son lentas sexualmente.
"Sucede que se ignora una realidad fisiológica probada. Por razones anatómicas los ritmos de excitación deben ser necesariamente diferentes entre hombre y mujer, la mujer necesitará más tiempo por razones de orden simplemente cuantitativo. Mientras que para la erección al macho le basta con el llenado de los cuerpos cavernosos del pene y para esto es suficiente con unos pocos centímetros cúbicos de sangre, en el caso de la mujer, necesitará para completar su excitación expandir toda la zona pélvica. A diferencia del hombre que responde principalmente a estímulos visuales, en el caso de la mujer estos estímulos son táctiles, haciéndose muy importante la existencia de un juego previo acompañado de besos, caricias y abrazos. Es imprescindible dar lugar al erotismo para lograr una adecuada excitación, ya que tocar, oír, oler o saborear tienen enorme importancia en la búsqueda de una completa sensibilización."
Mito Seis. La mujer que grita en la cama goza más.
"Es otro mito basado en una creencia machista que reza que los amantes excelentes "hacen gritar a la mujer en la cama", y en realidad no existe ninguna relación entre gritos y satisfacción. Hay mujeres que disfrutan enormemente su sexualidad en silencio y otras que necesitan exteriorizar el placer de manera más expresiva mediante gritos y palabras, pero de ninguna manera esto es índice de satisfacción."
Mito Siete. La sexualidad femenina se debilita o termina con la edad y la menopausia.
"En nuestra cultura judeo-cristiana y en muchas otras, la sexualidad de la mujer era valorada por su función reproductiva, como si esta fuera la única función de su sexualidad. Esta misma idea ha sido responsable de fijar un concepto equivocado en muchas mujeres hasta el día de hoy, haciéndoles pensar que con la llegada de los hijos, la edad o el entrar en la fase premenopáusica deberían dar por finalizada su vida sexual. Si bien es cierto que se producirán cambios fisiológicos importantes con la llegada de esta etapa y estos cambios podrían hacer molesto o doloroso el coito en algunos casos, no existe ninguna razón para renunciar a la sexualidad. Los cambios pueden ser salvados o modificados con la administración de hormonas estrogénicas, lo cual puede hacerse por distintas vías (vaginal, oral o los llamados parches), así como por medio de la medicina naturista con la administración de un preparado fitoterapeutico (Tintura Madre) a base de Cimicifuga racemosa, junto con otras plantas afines. La sequedad vaginal (responsable en algunos casos del dolor durante el coito: "dispareunia") es solucionable con la utilización de un buen lubricante íntimo de tipo acuoso y el alargamiento de los tiempos dedicados al juego previo. No existe ningún motivo para la disminución del apetito sexual de la mujer. Incluso ni la extirpación de los ovarios o la histerectomía (extirpación del útero), así como la menopausia pueden terminar con el deseo femenino y su actividad sexual. Es más, no son pocas las pacientes que reconocen durante la consulta un aumento de su deseo sexual en esta etapa, al no estar ya presionadas por el miedo a un embarazo no deseado. Además de sentirse liberadas de las obligaciones sociales anteriores o la crianza de los hijos, se sienten mas libres de disfrutar y expresarse con sus parejas. Tomando de esta manera una nueva dimensión su sexualidad, permitiéndoles una mayor apertura mental y disfrute."
Mito Ocho. Los años de matrimonio o convivencia terminan con la pasión sexual.
"No son pocas las mujeres y hombres que creen que esto es así. Sucede que porque ya conquistaron a su pareja piensan que no es necesario continuar con el juego de la seducción y enamoramiento, esto los lleva con el tiempo a caer en actitudes rutinarias, donde todo está previsto e inevitablemente será igual, desde los juegos previos hasta el orgasmo final. Resultara lógico, entonces, que se produzca un desgaste y aburrimiento entre los integrantes de la pareja, en la que todo es previsible y la sorpresa no tiene cabida ni lugar. Para prevenir esta situación antes de que se presente es muy importante poner en marcha la creatividad, comprender que entre dos todo vale -siempre y cuando no se fuerce la voluntad del otro-, es muy importante. Todos los sentidos son necesarios en el juego erótico y cada uno de los medios a nuestro alcance deben ser utilizados. De esta manera no llegará nunca la rutina y la pasión sexual no se ahogará en las aguas del aburrimiento."
*Dr. Ruben Alberto Pereyra
Sexólogo Clínico - Enfermedades de Transmisión Sexual
Universidad de Buenos Aires Facultad de Medicina - Academia Internacional de Sexología Médica (AISM)
Colaborador Docente, Universidad de Buenos Aires, Cursos de Pregrado "Introducción al conocimiento sexológico" años 2009/2010/2011.
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