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viernes, 18 de noviembre de 2011

¡Cuidado con los focos ahorradores!


Si bien las cantidades de mercurio que tiene una lámpara fluorescente son mínimas, cinco miligramos (mg), según recomienda la Asociación Nacional de Fabricantes Eléctricos Norteamericana (NEMA, por sus siglas en inglés), no existen parámetros oficiales qu
Si bien las cantidades de mercurio que tiene una lámpara
fluorescente son mínimas, cinco miligramos (mg), según
recomienda la Asociación Nacional de Fabricantes Eléctricos
Norteamericana (NEMA, por sus siglas en inglés), no existen
parámetros oficiales que obliguen a los fabricantes a
cumplir con este estándar.

Contienen una cantidad mínima de mercurio, pero es suficiente para causar daños a la salud. El gobierno federal no tiene una política de manejo adecuado, pese a que crecerá su uso hacia 2014.


CIUDAD DE MÉXICO (Revista Manufactura) — La eliminación gradual de la importación, distribución y comercialización de focos incandescentes en México, traerá la sustitución de al menos 205 millones de éstos: 160 millones en el sector residencial y 45 millones en el sector comercial y de servicios, según estimaciones del Fideicomiso para el Ahorro de Energía Eléctrica (FIDE).

Sin embargo, de no manejarse, desecharse y reciclarse adecuadamente, las lámparas fluorescentes podrían representar un peligro para la salud y para el medio ambiente debido a que contienen vapor de mercurio, explica Luis Ernesto Espinosa, director de la División de Iluminación de Toshiba México, en el marco de la Expo Lighting (ELA) 2011, primera exposición en México especializada en iluminación.

Además, dice el directivo de Toshiba, el gobierno mexicano aún no cuenta con un plan de manejo de residuos de lámparas ahorradoras compactas, sobre todo ahora que crecerá su participación en el mercado de 10% a 80%.

"Lo cual representa un negocio millonario para los productores y comercializadores de lámparas fluorescentes, al ser la alternativa más viable de sustitución, ya que son más eficientes que las incandescentes y más baratas que las basadas en tecnología LED, las cuales son aún más eficientes", dice.

Explica que mientras las incandescentes pierden en calor 90% de la electricidad que consumen, las fluorescentes y las de tecnología LED ‘traducen' el 90% de la energía en luz. Sin embargo, éstas últimas, duran 40 veces más que un foco normal y 10 veces más que una lámpara fluorescente.

Pero, dice Espinosa, mientras que una bombilla incandescente cuesta entre seis y 15 pesos, y una lámpara fluorescente anda entre los 40 y 120 pesos, una lámpara LED tiene un precio comercial de 300 pesos, lo cual es una limitante para masificar su venta, pese a que además de ser más eficiente que las dos anteriores, es altamente reciclable —al estar hecha 90% de aluminio— y no contener mercurio.

Y es que las fluorescentes producen luz cuando las moléculas de fósforo que revisten la cara interior del vidrio transforman la luz ultravioleta que se emite cuando la electricidad entra en contacto con el vapor de mercurio.

Si bien las cantidades de mercurio que tiene una lámpara fluorescente son mínimas, cinco miligramos (mg), según recomienda la Asociación Nacional de Fabricantes Eléctricos Norteamericana (NEMA, por sus siglas en inglés), no existen parámetros oficiales que obliguen a los fabricantes a cumplir con este estándar, ni tampoco existe ninguna regulación mexicana que exija a los fabricantes que proporcionen información a los consumidores acerca del manejo del producto, o de disposición final del mismo una vez que éste ha terminado su vida útil.

Así, en la NOM-017-ENER/SCFI-2008, que establece las condiciones de eficiencia energética y requisitos de seguridad de lámparas fluorescentes compactas en México, se explica que las indicaciones que deben contener el cuerpo del producto y/o el empaque son el nombre o marca del fabricante o comercializador, datos técnicos de la lámpara (tensión de entrada, frecuencia, potencia y corriente), además de la fecha o código que permita identificar el periodo de fabricación.

Y se añade en la presente norma que "al tener indicados los datos (antes mencionados) en el empaque y en la cubierta, (la lámpara fluorescente) no requiere de instructivos adicionales", por lo que el fabricante no está obligado a incluir en el producto información acerca del manejo de la lámpara y la disposición final de la misma, una vez que ésta terminó su vida útil.

Si un foco se rompe

Dado que el gas de mercurio es inodoro e incoloro, las personas lo pueden respirar sin darse cuenta, e inhalarlo puede tener efectos perjudiciales en los sistemas nervioso, digestivo, respiratorio e inmunitario y en los riñones, además de provocar daños pulmonares, según se explica en el documento El mercurio en el sector salud, elaborado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

"Temblores, trastornos de la visión y la audición, parálisis, insomnio, inestabilidad emocional, deficiencia del crecimiento durante el desarrollo fetal y problemas de concentración durante la infancia", son algunos de los trastornos que ocasiona la exposición al mercurio, se explica en el documento de la OMS.

Por esta razón, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés) recomienda esta guía de limpieza y disposición para lámparas fluorescentes:

1. En caso de que se rompa una lámpara fluorescente, abra las ventanas y salga del cuarto (evite el acceso) por lo menos 15 minutos.

2. Recoja todo fragmento del fluorescente que usted pueda, sin utilizar una aspiradora.
  • Use guantes de plástico para recoger el foco fluorescente (no utilice sus manos descubiertas).
  • Con mucho cuidado, saque los fragmentos y el polvo con papel o cartón tieso.
  • Limpie el área con una toallita de papel húmeda.
  • Puede utilizar cinta adhesiva para recoger el polvo y pequeños pedazos de la lámpara.
3. Coloque todo el material que usó para limpiar en una bolsa de plástico y selle la bolsa.
  • Si no hay otra opción de disposición o reciclaje disponibles y si su estado lo permite, selle el fluorescente usado o roto en dos bolsas de plástico y colóquelas en el basurero de afuera.
  • Lavase las manos después de tirar la bolsa.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Un nuevo tratamiento contra la hepatitis C

boceprevir

Javier Flores | 17/11/2011

"El primer gran avance para el tratamiento de la hepatitis C crónica aprobado en una década". Así de rotundos se muestran los creadores de Victrelis (boceprevir), la farmaceutica MSD, que presentarán los resultados clínicos realizados y las posibilidades de este nuevo medicamento la próxima semana. ¿Cómo actúa?

En España el virus de la hepatitis crónica afecta a entre 480.000 y 760.000 personas, es decir, entre el 1,6 y el 2,6 por ciento de la población. Para ellos, este nuevo medicamento puede ser una esperanza de recuperación.

Para la creación de este medicamento la investigación se ha centrado en el desarrollo de nuevas estrategias terapéuticas. El nuevo medicamento actúa inhibiendo la proteasa del virus, evitando que se consiga replicar de manera normal. Sin este fármaco, la tasa de réplica del virus puede alcanzar el billón de nuevos virus al día en personas infectadas.

La farmacéutica Merck Sharp & Dohme (MSD) ya presentó el estudio en la pasada reunión anual de la Asociación Americana de Enfermedades Infecciosas, a finales de octubre, en el que destacó el medicamento como eficaz en pacientes coinfectados por VIH. Según demostraron, tras 24 semanas de tratamiento con este nuevo medicamento, el 70 por ciento de los pacientes presentaba cantidades delvirus prácticamente indetectables.

A la presentación, que tendrá lugar en Madrid el próximo 23 de noviembre, acudirán el doctor Rafael Esteban Mur, Jefe del Servicio de Medicina Interna-Hepatología del Hospital Universitario Vall D'Hebron de Barcelona; el doctor Manuel Romero, director de la Unidad de Gestión Clínica de Enfermedades Digestivas del Hospital Universitario de Valme, en Sevilla, y el doctor Emilio Fumero, Gerente Médico de MSD Virología.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Sentir asco es bueno para la salud


¿Te desagrada que te estornuden encima? ¿Detestas el olor a agua putrefacta o a calcetín sudado? ¿Te causan una aversión insoportable productos de tacto viscoso, las babosas o los gusanos? Sentir asco y repugnancia es bueno para la salud, puesto que ayuda a diversas especies, incluido el ser humano, areconocer y prevenir enfermedades, según un estudio de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres difundido en la revista Philosophical Transactions of the Royal Society B. 

Gracias a la sensación de asco, desarrollamos un comportamiento higiénico que reduce nuestro contacto con patógenos que podrían causarnos enfermedades diarreicas, infecciones del tracto respiratorio, malaria, sarampión, tuberculosis y parásitos, entre otras. "Sin el asco, y las conductas higiénicas que este provoca, las enfermedades infecciosas causarían mucha más morbilidad y mortalidad tanto en nuestra especie como en todas las especies animales", explica Val Curtis, autora principal del estudio. Según Curtis, la simple medida de lavarse las manos con jabón es capaz de salvar un millón de vidas en un año.

martes, 1 de noviembre de 2011

El miedo mata a las libélulas


01/11/11

A las libélulas la presencia de un depredador les genera tanto estrés que puede causarles la muerte, descubrió un estudio de la Universidad de Toronto. 

Los científicos criaron larvas de libélulas (Leucorrhinia intacta) en un acuario, junto con sus depredadores (peces e insectos). Ambos grupos estaban separados de forma que si bien las larvas podían ver y olerlos, sus depredadores no podían alcanzarlas. Las larvas así expuestas tuvieron un índice de supervivencia entre 2.5 y 4.3 veces menor que aquellas no sometidas al mismo estrés. En un segundo experimento, el 11% de laslibélulas juveniles en presencia de depredadores murió en el proceso de metamorfosis hacia insectos adultos. En un ambiente libre de peces, el índice fue de 2%. 

El estudio, publicado en la revista Ecology, tuvo el propósito de explorar los efectos mortales 'no letales' de los depredadores; qué otro impacto, además del consumo, tienen en el comportamiento y morfología de las poblaciones de sus presas.

"El estrés puede ser muy útil: desvía energía desde procesos de mantenimiento a largo plazo, como crecimiento o funciones inmunitarias, hacia actividades que pueden salvar la vida en el corto plazo, como es evitar ser comido por un depredador. Si el insecto es consumido, no le servirá de mucho tener un buen sistema inmunitario, así que las respuestas al estrés tienen sentido desde el punto de vista evolutivo. Sin embargo, el estrés también tiene un costo; siempre hay un grado de mortalidad, aun en los grupos no sometidos a la presencia de depredadores; pero vimos que esta presencia aumenta el número de muertes, quizá porque se desvía energía que no puede ser usada paracombatir enfermedades, parásitos o desnutrición", explica Shannon McCauley, una de las autoras del estudio.

La respuesta al estrés es heredada; aun las larvas de huevos en el laboratorio, que nunca habían visto un depredador, respondieron a su presencia, añade la investigadora. No obstante, los científicos no saben aún qué cambios exactos, tal vez hormonales, tienen lugar en los insectos ante la presencia de un depredador.

¿Serán muy diferentes las consecuencias del estrés en las libélulas al estrés que la vida moderna y agitada nos somete?