Contienen una cantidad mínima de mercurio, pero es suficiente para causar daños a la salud. El gobierno federal no tiene una política de manejo adecuado, pese a que crecerá su uso hacia 2014.
Por: Ivet Rodríguez
CIUDAD DE MÉXICO (Revista Manufactura) — La eliminación gradual de la importación, distribución y comercialización de focos incandescentes en México, traerá la sustitución de al menos 205 millones de éstos: 160 millones en el sector residencial y 45 millones en el sector comercial y de servicios, según estimaciones del Fideicomiso para el Ahorro de Energía Eléctrica (FIDE).
Sin embargo, de no manejarse, desecharse y reciclarse adecuadamente, las lámparas fluorescentes podrían representar un peligro para la salud y para el medio ambiente debido a que contienen vapor de mercurio, explica Luis Ernesto Espinosa, director de la División de Iluminación de Toshiba México, en el marco de la Expo Lighting (ELA) 2011, primera exposición en México especializada en iluminación.
Además, dice el directivo de Toshiba, el gobierno mexicano aún no cuenta con un plan de manejo de residuos de lámparas ahorradoras compactas, sobre todo ahora que crecerá su participación en el mercado de 10% a 80%.
"Lo cual representa un negocio millonario para los productores y comercializadores de lámparas fluorescentes, al ser la alternativa más viable de sustitución, ya que son más eficientes que las incandescentes y más baratas que las basadas en tecnología LED, las cuales son aún más eficientes", dice.
Explica que mientras las incandescentes pierden en calor 90% de la electricidad que consumen, las fluorescentes y las de tecnología LED ‘traducen' el 90% de la energía en luz. Sin embargo, éstas últimas, duran 40 veces más que un foco normal y 10 veces más que una lámpara fluorescente.
Pero, dice Espinosa, mientras que una bombilla incandescente cuesta entre seis y 15 pesos, y una lámpara fluorescente anda entre los 40 y 120 pesos, una lámpara LED tiene un precio comercial de 300 pesos, lo cual es una limitante para masificar su venta, pese a que además de ser más eficiente que las dos anteriores, es altamente reciclable —al estar hecha 90% de aluminio— y no contener mercurio.
Y es que las fluorescentes producen luz cuando las moléculas de fósforo que revisten la cara interior del vidrio transforman la luz ultravioleta que se emite cuando la electricidad entra en contacto con el vapor de mercurio.
Si bien las cantidades de mercurio que tiene una lámpara fluorescente son mínimas, cinco miligramos (mg), según recomienda la Asociación Nacional de Fabricantes Eléctricos Norteamericana (NEMA, por sus siglas en inglés), no existen parámetros oficiales que obliguen a los fabricantes a cumplir con este estándar, ni tampoco existe ninguna regulación mexicana que exija a los fabricantes que proporcionen información a los consumidores acerca del manejo del producto, o de disposición final del mismo una vez que éste ha terminado su vida útil.
Así, en la NOM-017-ENER/SCFI-2008, que establece las condiciones de eficiencia energética y requisitos de seguridad de lámparas fluorescentes compactas en México, se explica que las indicaciones que deben contener el cuerpo del producto y/o el empaque son el nombre o marca del fabricante o comercializador, datos técnicos de la lámpara (tensión de entrada, frecuencia, potencia y corriente), además de la fecha o código que permita identificar el periodo de fabricación.
Y se añade en la presente norma que "al tener indicados los datos (antes mencionados) en el empaque y en la cubierta, (la lámpara fluorescente) no requiere de instructivos adicionales", por lo que el fabricante no está obligado a incluir en el producto información acerca del manejo de la lámpara y la disposición final de la misma, una vez que ésta terminó su vida útil.
Si un foco se rompe
Dado que el gas de mercurio es inodoro e incoloro, las personas lo pueden respirar sin darse cuenta, e inhalarlo puede tener efectos perjudiciales en los sistemas nervioso, digestivo, respiratorio e inmunitario y en los riñones, además de provocar daños pulmonares, según se explica en el documento El mercurio en el sector salud, elaborado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
"Temblores, trastornos de la visión y la audición, parálisis, insomnio, inestabilidad emocional, deficiencia del crecimiento durante el desarrollo fetal y problemas de concentración durante la infancia", son algunos de los trastornos que ocasiona la exposición al mercurio, se explica en el documento de la OMS.
Por esta razón, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés) recomienda esta guía de limpieza y disposición para lámparas fluorescentes:
1. En caso de que se rompa una lámpara fluorescente, abra las ventanas y salga del cuarto (evite el acceso) por lo menos 15 minutos.
2. Recoja todo fragmento del fluorescente que usted pueda, sin utilizar una aspiradora.
- Use guantes de plástico para recoger el foco fluorescente (no utilice sus manos descubiertas).
- Con mucho cuidado, saque los fragmentos y el polvo con papel o cartón tieso.
- Limpie el área con una toallita de papel húmeda.
- Puede utilizar cinta adhesiva para recoger el polvo y pequeños pedazos de la lámpara.
3. Coloque todo el material que usó para limpiar en una bolsa de plástico y selle la bolsa.
- Si no hay otra opción de disposición o reciclaje disponibles y si su estado lo permite, selle el fluorescente usado o roto en dos bolsas de plástico y colóquelas en el basurero de afuera.
- Lavase las manos después de tirar la bolsa.